La Floricienta era retorcida y quería que sus madrastras hicieran todo lo que ella decía. Vivía en una floristería muy grande; la planta baja estaba llena de flores y la de arriba tenía las habitaciones.
Un día, llegó una carta del príncipe y dijo que todas las chicas del pueblo le enviasen una flor. La flor más bonita y que más le gustase sería la que le hiciese decidir con quien se casaría. Entonces, Floricienta se llevó a todas las chicas del pueblo fuera de su pueblo por que las engañó para que no pudiesen participar con sus flores.
Luego, Floricienta fue a la casa del príncipe y, como era la única que traía la flor i que se presentaba, el príncipe se casó con ella.
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